Seguro que ya has oído eso de que en unos años desaparecerán gran parte de las profesiones que conocemos y que continuamente aparecen otras nuevas, ¿verdad? No voy a entrar en estadísticas y números, pero son abrumadores, ciertamente.
Tanto si tienes empleo como si estás buscando activamente 😉 no te puedes permitir el lujo de dejar de formarte y ampliar tus conocimientos, tanto en lo relacionado con tu profesión, como en otras áreas que suelen ser comunes a muchos trabajadores diferentes.
Nos referimos, por su puesto, a los idiomas y las competencias tecnológicas. No solo debes estar al día con las novedades y la evolución de tu puesto de trabajo, sino que no puedes olvidarte de estos dos pilares que todo trabajador debe tener en mente. Porque, además, aunque tengas un trabajo aparentemente seguro en una empresa, no te puedes descuidar y esperar a que la necesidad de ciertos conocimientos llegue, sino adelantarte.
Me explico: si ves que en tu sector las empresas comienzan a relacionarse con un cierto país —pongamos, por ejemplo, China—, ¿no crees que deberías empezar a estudiar ese idioma? Es probable que en algún momento exista la necesidad de una persona que conozca la lengua en tu empresa, lo que puede ayudarte a ascender —o, simplemente, a conservar tu puesto—. Además, también es posible que te sirva para conseguir cambiar de compañía, en un momento dado.
Con respecto a los conocimientos tecnológicos, tanto de procesos íntimamente vinculados a tu empleo, como de redes sociales o de manejo de datos —lo que se viene llamando big data— son imprescindibles. Si los ordenadores se te resisten, lo siento, no hay excusa: tienes que ponerte las pilas; no puedes correr el riesgo de que un día te encuentres sin puesto de trabajo porque todos los procesos de tu empresa han cambiado y están informatizados.
El modelo de trabajo de nuestros padres —estudio una carrera o aprendo un oficio, empiezo a trabajar en una empresa y me quedo en ella hasta jubilarme— ha muerto. Nuestro mundo cambia continuamente, el reciclaje continuo es obligatorio y el futuro ha dejado de ser seguro… ¿por desgracia? O por suerte, porque ¿te imaginas hacer exactamente el mismo trabajo durante 30 o 40 años? Yo ya no podría, ¡qué aburrimiento! 😉