No hace demasiado tiempo que era común preguntar ¿Dónde estás? Se creía, presumía e incluso imponía la idea del presentismo o presencialismo. Quien no estaba no trabajaba. El grado de productividad de una profesional se establecía partiendo de premisas como “El tiempo que pasas en el lugar de trabajo es el tiempo que trabajas” Parecía ser proporcional: a más tiempo en la oficina o espacio laboral más productividad. ¿Sería o será verdad? Podríamos entrar a valorar pero de poco sirve ya.
Calentar la silla no necesariamente es sinónimo de ser la gallina de los huevos de oro. Ni en la oficina ni en cualquier otro lugar. Por lo tanto, nada más que mencionar.
Salvo en determinadas actividades laborales que exigen presencia física para la creación de productos o prestación de servicios la ubicación empieza a dar igual.
Las tecnologías, las cambiantes demandas del mercado e incluso las propias necesidades de los profesionales han marcado una tendencia diferente.
Ya se puede trabajar desde casi cualquier lado.
En muchos casos ya no te preguntan dónde estás. Cuándo y dónde empieza a no importar. Lo que importa es la productividad.
Estarás pensando en los beneficios e inconvenientes de esta nueva forma de trabajar. Por ejemplo, podemos decir que el hecho de poder trabajar desde casa, la oficina, la playa, un hospital o el bar puede suponer falta de libertad y mayor dificultad para desconectar.
Por otro lado, como ventaja podemos encontrar la paradoja de una mayor libertad; más posibilidades para la gestión del tiempo, movimiento, etc. Te permite hacer tu trabajo desde el lugar que quieras, puedas o necesites. Algo que tampoco está mal.
Independientemente de lo que podamos opinar o reflexionar la cuestión es que esto no es tendencia; es una nueva forma de trabajar. Poner el foco y la energía en si nos gusta menos o más en poco productivo. La clave es saberlo gestionar.
Se trata de hacer un trabajo de mentalidad y entender que la oficina ya no es sólo el único lugar donde trabajar. Trabajar en cualquier lugar implica la necesidad de:
- Saber concentrarse en cualquier lugar para poder trabajar.
- Saber desconectar en cualquier lugar.
- Saber encontrar los beneficios de esta nueva fórmula laboral.
- Saber gestionar el tiempo delimitando horarios laborales y personales.
- Mayor autoconocimiento para conocer los horarios de mayor productividad así como los momentos de saturación o cansancio mental.
- Aprender a decir no cuando sea necesario. Por supuesto, de forma asertiva.
Como puedes comprobar las palabras clave son adaptación y flexibilidad. Estas dos capacidades son ayudan a comprender más y mejor el nuevo paradigma profesional en el que las oportunidades, el trabajo y la productividad se pueden generar desde cualquier lugar. Todo ello forma parte de la #RutaHaciaElEmpleo. Recórrela.
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