Veinte años han sido los suficientes para que el la sociedad, la economía y el mercado laboral cambien cuantitativa y cualitativamente.
Hace pocos días, en las noticias de un canal de televisión se comparaba la situación económica de los jóvenes de hace diez años con la presente. Actualmente, la tasa de paro es mayor, los salarios son menores, hay más temporalidad, más sobrecualificación y se emancipan más tarde. En el año 2000, el paro juvenil era del 25%, hoy hablamos del 43%.
Siempre es interesante saber de dónde venimos y más aún lo es saber hacia dónde vamos. El mercado laboral ya no es, ni seguramente volverá a ser lo que era. Han cambiado las necesidades de las empresas y por lo tanto los perfiles demandados, se han incorporado las redes sociales como fuentes de reclutamiento de personal, se añaden nuevos requisitos y capacidades para la empleabilidad y la “titulitis” pierde fuelle con respectos a capacidades y habilidades profesionales ligadas al trabajo en equipo, adaptación, resiliencia y orientación a resultados.
Antes, el trabajo era un medio. Ahora, también es un fin. Hay una serie de personas que se desarrollan personal y profesionalmente a través de su actividad laboral. Les gusta lo que hacen y trabajan para ser mejores día a día. Son profesionales deseados por las nuevas organizaciones ya que aportan valor añadido a lo que hacen y además no generan gastos procedentes de las desmotivación, incapacidad, etc.
Hoy en día hay más gente formada y mejor preparada. Por tanto, también hay más competencia. Antes no parecía necesario saber cómo encontrar trabajo ya que los caminos eran cortos y concretos. Bastaba con tirar de conocidos o dejar algún currículum por ahí. Ahora, encontrar empleo es todo un itinerario cuyo buen desempeño puede requerir de asesoramiento profesional.
En este sentido, quien esté buscando empleo ha de ser consciente de todo esto y adaptarse a las nuevas expectativas. Ha de entender que el proceso de búsqueda de empleo es una extensión más del profesional cualificado y que estar bien orientado y asesorado en cómo y dónde buscar es esencial. No vale sólo con hacerlo bien sino que hay que hacerlo antes que los demás.
El currículum ha de ser atractivo y estar bien estructurado. Además, hay que saber moverlo no sólo físicamente (empresas, contactos, etc.) sino a través de la red y, por supuesto, ha de estar actualizado y preparado para acudir de forma inmediata a la llamada de una oferta. Todo esto requiere conocimientos y tiempo, mucho tiempo.
Hace veinte años, la vida era diferente. Actualmente, un día puede hacer que tu perfil profesional se quede obsoleto con respecto a los demás. En muchos aspectos, el ritmo es trepidante. Tanto, que dentro de poco tiempo se crearán nuevas profesiones porque se demandarán perfiles diferentes y mañana será tarde para ponerse las pilas.
Reciclarse, adaptarse y motivarse ante el cambio es otra habilidad más que a día de hoy debemos trabajar.
No es ni mejor ni peor que hace 20 años; es el presente, con sus ventajas y desventajas.